Percibo por algunas de mis últimas lecturas y por las conversaciones con clientes y profesionales del sector que cada vez surge con más fuerza una discusión respecto a si el camino a seguir en la oferta de contenidos y servicios a través de smartphone o tablets pasa por adaptarse al navegador o por el desarrollo de aplicaciones que el usuario pueda descargar posteriormente.
Me han llamado especialmente la atención un par de opiniones al respecto: Closing the Digital Frontier y App Creep and the Case for the Mobile Browser.
A casi todos nos atrae la idea de crear un app, pero resulta lógico agotar las opciones del navegador cuando conocemos los retos que supone, sobre todo si queremos que funcione en distintos sistemas (iOS de Mac, Android de Google, Blackberry de RIM…).
Pero entonces, ¿Cuándo hago un app?
Sobre todo cuando quieras ofrecer una experiencia única.
Utilizar el navegador de un smartphone es una experiencia que ha mejorado mucho respecto a los antiguos teléfonos móviles. A pesar de ello, en muchas ocasiones sigue siendo algo incómodo y farragoso.
En una tableta como el iPad el efecto es muy distinto; navegar es mucho más placentero y nos ofrece más posibilidades.
A pesar de ello, las apps tienen sentido si planteamos mejoras significativas en la experiencia de uso y la funcionalidad que ofrecen no se puede emular mediante un navegador.
Cada vez está ocurriendo más en Internet. Si pensamos en las herramientas que utilizamos nos damos cuenta de que:
Para hablar con mucha gente utilizo el software de Skype.
Para tuitear soluciones como TweetDeck o similares.
Para escuchar música cada vez tiro más de Spotify o iTunes.
Las soluciones de mensajería también son esenciales en mí día a día, como el Messenger de Yahoo.
Así que el concepto app no sólo se da en tabletas y smartphones, sino que está muy presente y convive con sites y portales.
Uno de los casos más llamativos es la versión Ipad de la revista Popular Science. La experiencia es muy distinta a la que puedo tener en una web.
Espectacular, por visual, por tratar códigos y narrativas de forma distinta a la habitual, uniendo la fuerza tradicional del papel con los nuevos soportes digitales.
¿Cuándo son innecesarias las apps?
Si la apuesta es emular la experiencia web.
Por ejemplo, el diario español Público ha creado una versión web especial para el Ipad y de momento no ha puesto a disposición un app en la tienda de Apple.
Por el contrario, el Financial Times, recrea una experiencia muy parecida a la web a pesar de hacer desarrollado un app específica para la tableta de Apple. Los contenidos son prácticamente iguales y la manera de utilizar el app es muy similar a su versión web.
Se la podían haber ahorrado.
O si la apuesta es más pobre que la web.
Es el caso de aquellas apps, que por rácanas y limitadas ofrecen una experiencia atractiva pero pobre en contenido, que nos invita a recuperar la tradición del navegador a pesar de no responder con soltura a nuestros dedos, movimientos y aspavientos.
Uno de los casos más llamativos es el Editors Choice de The New York Times para el Ipad, que ofrece un app con contenidos muy limitados en comparación con su edición impresa o su website, probablemente un experimento o primer paso.
Sigue en Apps vs navegadores en smartphones y tabletas. ¿Cuándo hay que optar por un app? (II).