La CAS, cinco años después

Recuerdo la última CAS a la que asistí antes de la del pasado fin de semana. Fue hace 5 años, también en Barcelona. El salto en afluencia respecto a las anteriores había sido enorme entonces. Lo comentábamos: 600 personas… algo memorable que cambiaba la inercia y las sensaciones de las ediciones anteriores y la percepción sobre el interés que existía respecto a agile. Mucha gente nueva que se subía al carro, muchos tracks en paralelo y mucha hambre por aprender.

¿Que vi el pasado fin de semana, 5 años después? Pues mucha más gente, el doble. Al hablar con los amigos que habían llevado la organización me confirmaron que podía haber sido incluso más. Y algo parecido a lo del 2014 pero en otra dimensión: ganas de absorber experiencias y disposición total a compartir.

Sé que algunos de los más antiguos de la comunidad agile y veteranos asistentes al evento ven que la CAS ya no es aquella reunión romántica de los inicios, que quizá cada vez les aporta menos y que la dimensión en el 10º aniversario hace que sea más difícil trabajar los lazos de comunidad. Tienen razón. Ahora bien, no me parece grave. Sigo viendo muchos puntos comunes con las primeras ediciones todavía y tengo la impresión de que la comunidad ha desarrollado otros mecanismos y momentos complementarios a la CAS que sirven para estrechar este tipo de lazos que en el formato actual dificulta.

Os lanzo algunas observaciones y reflexiones. No pretendo ser ni exhaustivo ni equilibrado en ellas, aunque espero que les sirvan a los que estuvieron allí durante los dos días para poner en valor el momento. También a aquellos que no pudieron acercarse aunque lo hubieran deseado, como síntesis general de lo vivido; o a los que nunca han estado en un evento agile y tienen curiosidad por saber qué lo hace diferente.

Porque sigue siendo diferente

Poco tuit para toda la gente que estábamos allí

No es una crítica, lo considero positivo. La gente estaba a lo que estaba, algo que siempre ha sido así en el pasado y llama la atención respecto a otro tipo de eventos de tecnología. Se ha mantenido a pesar de la ampliación del público y la incorporación de nuevas generaciones de profesionales. Había buen flujo en redes, pero de una dimensión bastante razonable para las 1.200 personas que nos reunimos.

Mucha asistencia a las charlas

Incluso el sábado por la mañana, a pesar de una noche previa larga y bien regada, o al final de la segunda jornada, cuando todos íbamos más justos de fuerzas, la gente no falló y, a pesar de haber muchos tracks en paralelo, casi todas las salas seguían a tope y la atención se mantenía. Meritorio.

Curioso que algunas de las charlas más interesantes para mi fuesen las que tuviesen menos público, sobre todo aquellas de grandes empresas contando sus experiencia agile. Probablemente sea por mi rol como CEO en Biko, diferente al rol de la mayoría de los asistentes, que buscaban inspiración y respuestas en cuestiones más concretas.

La organización fuera de la venue también fue un acierto

Mucha atención y aplausos

Ver tantas salas llenas, tanta atención durante las sesiones, tanta gente tomando notas… presenciar cómo concluían las charlas, con largos y atronadores aplausos, con efusivos agradecimientos por ambas partes…. Es único. Mi espíritu positivo orientado a empatizar me hace sentirme optimista y feliz de ver tanta predisposición al aprendizaje. Mi lado más veterano y descreído me hace pensar si, de forma mayoritaria, se adolece de cierto criterio y espíritu crítico ante algunos mensajes y experiencias. Creo que en todo momento, como en otros eventos agile, se ha premiado la predisposición y el gran esfuerzo en compartir; independientemente del valor que finalmente se aportase. Así que me quedo con lo positivo, y con la oportunidad de reencontrarme con viejos temas transmitidos con habilidad y multitud de estilos.

Mucho agile coach

Cuando yo dejé la asistencia a este evento hace 5 años, el concepto agile coach, o el perfil de consultor en agile, estaba reservado a un grupo de profesionales muy reducido y heroico, al que en muchos casos le costaba influir en sus organizaciones y clientes, que vivía condicionado por cierta precariedad, causada por tener que navegar contracorriente. Mi impresión es que todo esto ha cambiado por completo. Ahora podemos decir que existe una industria, no gigantesca, pero relevante. Hablamos de una tendencia claramente al alza de la mano de grandes empresas y sus estrategias de transformación digital, que incluyen importantes procesos de cambio cultural y organizacional, que en parte están dejando de lado el origen de todo este movimiento: hacer mejor software de forma sostenible. Veremos a dónde nos lleva todo ello, si realmente somos capaces de accionar palancas que permitan mejorar de verdad las organizaciones y no sólo la felicidad de sus empleados.

Un efecto curioso. Aunque esta industria de nicho ha crecido y ahora hay mucha más gente, la percibo más homogénea, más estándar. Fueron varias las conversaciones con algunos consultores y agilistas más veteranos en las que surgió la palabra commodity. ¿Un problema? ¿Fruto de cierta madurez? Impactar en una organización adecuadamente es algo muy difícil que requiere mucha experiencia y criterio. ¿Hay tanta gente madura profesionalmente para conseguirlo?

Ocho tracks a la vez

Mucha densidad de charlas y contenidos. Sé que la avalancha de propuestas recibidas por los organizadores ha sido impresionante y el reto de confeccionar una agenda algo tremendo. Probablemente también sea fruto de cómo agile se ha ido abriendo a distintos ámbitos de una organización: negocio, diseño de producto, organización, procesos de trabajo, motivación, cultura empresarial… software. Su versatilidad atrae distintos perfiles y roles en una organización, y hace complejo articular una propuesta de calidad donde todos los intereses sean atendidos adecuadamente. Considero muy meritorio lo que ha logrado la organización.

Alguna sesión especial y otra de mucho nivel

Para mí la sesión de cierre de Dan North fue excelente, tanto por el fondo, como por esa forma tan personal de contarlo, fresca y relajada. Mucho que aprender. Mis momentos más especiales fueron ver a Carlos Blé adaptar a nuestro mundo agile una canción de mi venerado Neil Young; o asistir a la charla de un exbikoniano, Marco Massaroto, que habló de tareas recurrentes, y confirmar que sigue siendo la gran persona que pasó unos años en Biko en Pamplona; o disfrutar en la charla Rekaizen de Ricardo Toto, que transmitió con gran habilidad la atmósfera de La Cova y me recordó los días que pasé allí y el cariñoso recibimiento de todos sus moradores, especialmente de Aitor y Xavi.

La sesión de Dan North fue excelente

Bastante networking

El espacio físico favoreció el networking. Contar con un área central para tomar café, comer, pasear por los stands, etc. creo que fue muy útil para que, a pesar del número de personas, nos pudiésemos encontrar. La cena del viernes, por lugar y dimensión, también contribuyó a conocer a gente nueva y poner caras a algunos conocidos por redes sociales. También el reencuentro de viejos amigos del mundo agile, antiguos compañeros en Biko como Joserra, Álvaro Cornago, Marco Massaroto o Óscar Agudo.

Bien la organización

Aquí un gran agradecimiento claro a todas aquellas personas que de forma tan generosa le han metido horas y horas al evento. El resultado fue muy bueno y, al menos en mi caso, siempre me sentí atendido y arropado. Vamos, como si estuviese en casa.

Álvaro Cornago participó en una organización de la CAS 2019 que fue de 10.

Después de esta experiencia, ¿repetiré el próximo año? Así lo espero. Intentaré que unas cuantas personas de Biko me acompañen. Siempre que hemos estado presentes -y esto ha ocurrido los 10 años- nos hemos llevado cosas muy útiles y hemos percibido que nuestras aportaciones sumaban.

¡Hasta el próximo año!