En una interesante conversación con Aritz Suescun acerca del internet de las cosas hemos empezado a divagar sobre como será el mundo cuando los objetos, animales, personas o plantas dispongan de conexión con internet. Pero antes de hablar del futuro hablemos del pasado.
Cuando era niño y vi por primera vez Blade Runner tenía clarísimo que en 2019 los coches volarían. Regreso al futuro lo confirmaba, aunque el tema de los viajes en el tiempo nunca terminé de verlo claro. También estaba convencido de que en 2001 sería algo normal realizar viajes espaciales. Este asunto tenía muchos argumentos a favor (2001, Star Trek, Star Wars, Galáctica, …) Ni qué decir tiene que ninguna de mis creencias infantiles se han cumplido o tienen visos de cumplirse a corto plazo. Actualmente Google está desarrollando un sistema que permite a los coches conducir sin conductor, de ahí a volar…
Los grandes avances tecnológicos que se han producido en los últimos 20 años tienen el mismo elemento común, la comunicación. Los teléfonos móviles llegaron sin darnos cuenta. Los primeros modelos que aparecían en algunas series televisivas de los años 70, y que algunos detectives americanos llevaban en sus coches, no eran teléfonos móviles tal como los conocemos hoy en día pero se empezaban a ver. El gran boom de los teléfonos empezó en los años 90. Todos queríamos uno cada vez que veíamos a Mulder y Scully en el capítulo semanal de Expediente-X. Desde entonces los teléfonos han evolucionado para ser cada vez más pequeños, baratos y completos. Hoy día los padres compran a sus hijos un teléfono móvil. Todo esto, no lo vimos llegar.
Lo mismo pasó con Internet. El gran precursor de internet fueron la BBS, unos sistemas básicos basados en texto y que algunos empezamos a usar muchos años antes de la llegada de internet a los hogares a precios populares. Conectarse a una BBS era algo romántico. Encender un modem, avisar a la familia de que íbamos a usar la línea, discutir con la hermana para que colgara, llamar, y oír ese sonido tan característico. Las BBS’s se comunicaban a través de la red Fidonet. Pocos años después llegaría a los hogares internet gracias a Infovía. Tampoco lo vimos llegar.
Si vemos películas futuristas de los años 60 o 70 como El planeta de los simios, Cuando el destino nos alcance o La fuga de Logan no hay mención explicita a teléfonos móviles o internet.
Hoy día esto sigue pasando. Cuando llegó internet pensábamos que era una red donde tendríamos una página. Luego vimos que las páginas eran algo muy antiguo y pasamos a tener un blog. El penúltimo paso han sido las redes sociales. Internet ya no se basa solo en contenidos, también se basa en gustos. Ya no nos limitamos a leer lo que nos quieren contar, también opinamos. Ya no queremos hablar, queremos compartir, queremos comunicarnos.
Internet de las cosas, internet of things, es el siguiente paso.
Continuará…