Esta es la duda generalizada que (en mi opinión) quedó después de debatir unas dos horas con más de 100 ejecutivos y directivos de empresa, reunidos entorno al Foro de Debate Guipuzkoa 2020.
El evento, que se celebró el pasado jueves día 9 en el Hotel Maria Cristina, se desarrolló bajo el formato desayuno de trabajo, con dos ponencias principales, a cargo de Maite Villafruela, Gerente de la Consultora Detalent, y Jordi Albareda, Director de la Región Norte de Leroy Merlín, que sentaron las bases para el posterior debate.
Maite Villafruela abrió el fuego para explicar que la clave para salir de la crisis está en la participación de las personas en la empresa, la implicación de toda la organización, la motivación global y el empeño compartido por ser mejores y hacer mejor a cada empresa. Comentaba también que las estructuras jerárquicas cerradas tradicionales están obligadas a cambiar si se quieren adaptar a este nuevo contexto económico.
Jordi Albareda tomó la palabra para ratificar el punto de vista expresado por Maite y trasladar esa visión a la experiencia en Leroy Merlín. Contaba, a modo de anécdota, que si un empleado se encuentra en una impresora un balance de cuentas sobre la entidad no se extrañará, es probable que ni siquiera lo coja, dado que esa información es pública, está accesible para todos los empleados y todos deben conocerla y compartirla, para poder mejorar sus propios resultados. La empresa es de los empleados que la forman y ellos son los principales responsables de que el negocio funcione. Si mañana falta Jordi o cualquier otro directivo, no pasará nada, la máquina global sigue en marcha porque todos siguen apostando por su propio éxito.
La leyenda de los tres canteros
Implicación, transparencia y motivación, repartidos por igual en cada proyecto empresarial parece ser que conforman los ingredientes necesarios para superar las barreras del escenario económico-empresarial actual y una cuarta añadiría yo, que es la constancia, ya que el camino a recorrer es largo y pedregoso.
Hace ya muchos años se estaba construyendo una catedral. Un hombre paseaba por las obras cuando se encontró con tres maestros canteros que estaban trabajando la piedra para construir el templo.
Se acercó al primero y le preguntó qué es lo que estaba haciendo. La respuesta fue contundente:
- Pues es bastante evidente, ¿no? Aquí picando esta piedra con la solana que hace… y con la sed que yo tengo. ¡Y lo que me queda aún! Por no hablar de lo que me fastidia el capataz por aquí de paseo, sin dar un palo al agua. A mí también me gustaría ser capataz…
Al acercarse al segundo cantero, esto fue lo que le dijo sin apenas mirarle a la cara:
- Pues aquí ando haciendo lo que me han mandado. Tengo mujer y cuatro hijos, ¿sabe?, así que toca obedecer para poder llevar el pan a casa.
Al acercarse al tercero, comprobó que éste trabajaba con un entusiasmo inusitado. Al hacerle la misma pregunta que a los dos anteriores, este le respondió con satisfacción y orgullo:
- ¿Que qué estoy haciendo? Acaso no lo ve caballero: ESTOY CONSTRUYENDO UNA CATEDRAL.
¿Qué tipo de cantero quieres ser tú?, ¿podemos salir de la crisis o no depende (solo) de nosotros?