Es muy probable que este post lo estés leyendo en tu oficina. Bueno, y si no es así seguro que te la puedes imaginar. Quita la vista de la pantalla, omítela. Haz un repaso visual a tu entorno: las paredes, el mobiliario, papeles, libros, las mesas y las sillas… ¿Qué te transmiten? Desorden, agobio, pereza, cansancio… o por el contrario, energía, inspiración o tranquilidad.
Cada oficina es un mundo, pero en todas ellas debería existir un objetivo común: conseguir que las personas que trabajan en ella se sientan cómodas y y sean más productivas. Conseguir este objetivo no siempre depende de algo personal, del trato con compañeros o el disfrute de tu trabajo. Indirectamente la decoración de una oficina nos puede influir tanto positiva como negativamente en nuestro día a día.
En Biko lo creemos y sabemos que un buen entorno de trabajo es mucho más productivo. Por eso estamos dándole la vuelta a la oficina. Sabemos que no somos Google y que nunca vamos a poder tener un tobogán, pero queremos conseguir un espacio de trabajo nuevo, más cómodo y agradable para todos. No sabíamos cómo empezar pero ya hemos dado los primeros pasos.
Hace ya unos meses decidimos pintar todas las salas, que antes eran blancas, de colores. Quedamos un fin de semana, compramos la pintura y nos pusimos a pintar las paredes nosotros mismos. Pero no colores pastel, sino colores fuertes, con personalidad. Parecen otras, ahora son mucho más divertidas. Traer color a la oficina te da ese torrente de energía que toda empresa necesita.
Otra de nuestras actuaciones ha sido vaciar todos los armarios que teníamos en las paredes y hacer una limpieza de papeles y documentación antigua. ¡No os podéis imaginar la de espacio útil que puedes recuperar!
Como consecuencia de vaciar armarios, hemos decidido quitar muchos de ellos. Por una sencilla razón: si tenemos armarios vacíos, tendremos más tentaciones de volver a llenarlos. En cambio si tengo menos lugares donde almacenar papeles, seguramente intente tener únicamente aquello importante. Porque todos sabemos que nos encanta guardar y guardar papeles. Al quitar los armarios hemos descubierto que detrás hay pared. Sí, paredes blancas que dan mucha más claridad a la oficina. Ahora parece más grande y al no tener armarios, los espacios para moverse se han ampliado muchísimo.
Ya estamos maquinando el siguiente paso: re-organizar las salas de reuniones y las pizarras. ¿Y tú? ¿Te animas a dar el cambio? Poco a poco iremos contando nuestra transformación 🙂