Esta es la historia de dos empresas, distintas como la noche y el día.
En la empresa A, la gente es asignada semanalmente porcentajes de su tiempo a distintos proyectos. Están organizados por departamentos: comerciales, consultores, programadores, diseñadores, jefes de proyecto, etc. que realizan su labor para los distintos clientes y proyectos.
El proceso de certificación de CMMi nivel 2 ha ayudado a estandarizar cómo gestionar los proyectos.
La organización es jerárquica, encabezada por el comité de dirección, con personas encargadas de tomar las decisiones principales y transmitirlas a otros, que las llevan a la práctica.
Los proyectos son estimados y ofertados por el equipo comercial y algunos responsables cualificados. A veces aciertan, a veces se equivocan.
La información económica se elabora de forma global en función de los indicadores de cada proyecto. Cada jefe de proyecto conoce el avance de sus proyectos y cómo eso se traduce a nivel económico. La información global es algo que se maneja a nivel de comité de dirección.
Los salarios se negocian de forma individual. Los suelos y techos, así como la existencia de variables, dependen del perfil profesional.
En la empresa B, la gente pertenece a equipos fijos que deciden cómo abordar los proyectos y distribuir su trabajo. Son equipos multidisciplinares, y todos son responsables de hacer que los proyectos salgan adelante.
Las metodologías ágiles forman parte de la cultura de la empresa, y poco a poco, los equipos se esfuerzan por mejorar y avanzar cada día.
La organización es horizontal. Los equipos participan en los temas operativos y estratégicos en una asamblea conformada por los representantes que designan de cada equipo. De forma paralela, surgen iniciativas espontáneas para mejorar y compartir conocimiento.
Los equipos recogen las oportunidades comerciales, estiman los proyectos y ayudan a ofertarlos. A veces aciertan, a veces se equivocan.
Los equipos conocen el dinero que generan mensualmente y lo que cuestan a la empresa. Es más, esa información la genera el propio equipo y la pasa para consolidar los resultados globales de la empresa, que se comunican periódicamente a todos.
El modelo salarial se discute abiertamente, buscando una alternativa transparente y justa. Se habla de categorías transversales y reparto de los beneficios.
Los que nos seguís un poco de cerca, seguramente os hayáis dado cuenta enseguida de que la empresa B es Biko. Lo que puede que no sepáis es que la empresa A también, o más bien lo fue en su día. Un pasado no tan lejano, en el que sin embargo cuesta verse reflejado y recordar que un día existió. De ahí este post.
Viendo el camino recorrido, yo tengo claro cuál de las dos me gusta más. También creo que nos queda mucho por andar, y no tengo tan claro qué empresa seremos dentro de unos años. Pero ¡vaya si estoy ansioso por descubrirlo! Y espero que también me cueste reconocernos de lo mucho que habremos cambiado.
Y tú, ¿en qué tipo de empresa quieres estar?